Un mismo producto puede costar hasta un 230% más en un local porteño de Falabella que en uno de Chile, Colombia o Perú. El valor del dólar influye pero explica apenas una parte de la película. Los precios de la indumentaria y la electrónica, dos casos antagónicos
La controversia por el peso del llamado "costo argentino" a lo largo de toda la cadena de comercialización y producción en la Argentina es uno de los motivos que impulsó al Gobierno a encarar una reforma impositiva integral.
La misma cobraría forma luego de las elecciones de octubre, a través de un proyecto que arribaría al Congreso, en lo que sería la primera iniciativa de este tipo en casi 30 años.
En el mientras tanto -y más allá de los vaivenes que ha ido experimentando el tipo de cambio en más de un año y medio desde que se desarmó el cepo-, la Argentina se mantiene firme como uno de los países más caros de la región -en términos de dólar- en un amplio abanico de rubros.
Tal como sucedió durante buena parte del kirchnerismo e independientemente de si un bien se fabrica en el país y atraviesa diferentes fases productivas, o si se lo trae importado para su comercialización, una vez que está en la góndola, su valor medido en divisas suele ubicarse varios escalones por arriba de otras plazas más competitivas, como por ejemplo, Chile.
Esto explica por qué, según el consultor Federico Muñoz, el último año el gasto de argentinos en el país vecino con tarjetas de crédito y débito trepó hasta los casi u$s1.000 millones, una cifra récord que equivale a un tercio de las ventas registradas por los 37 centros comerciales ubicados en Ciudad y Gran Buenos Aires.
En este contexto, un "termómetro" que sirve para medir el nivel de precios en el mercado doméstico versus otras plazas de la región, lo ofrece la cadena Falabella.
Esta tienda, que además de estar en la Argentina tiene presencia en Chile, Colombia y Perú, ostenta la particularidad de que en sus diferentes locales ofrece un amplio abanico de productos similares e incluso de las mismas marcas y modelos, ya sea de artículos de electro como de ropa y decoración.
Lo interesante es que, al trazar un comparativo, se puede observar cuán desfasados están los valores en el mercado interno respecto de los que se ofrecen en otros puntos del Cono Sur y obtener una aproximación acerca de cuánto está impactando el "costo argentino" cada vez que un cliente pasa por la línea de cajas.
Al tomar un listado conformado por unos 15 artículos de similares características comercializados por Falabella en estos cuatro países, lo primero que salta a la vista es que
• La Argentina lidera el ranking en todas las categorías como la plaza más cara en dólares, sin excepciones.
• El segundo punto es que las brechas de precios parten de un 24% y llegan a superar cómodamente el 200%.
• Un tercer aspecto que se desprende de este análisis es que, en líneas generales, los artículos de electro son los que actualmente registran un gap más bajo respecto de los valores en la región, en parte por la baja impositiva que experimentaron algunos dispositivos y también por el desplome del consumo interno, que obligó a las empresas radicadas en Tierra del Fuego a ajustar números.
Como contrapartida, en el extremo superior se ubican los productos textiles. Los empresarios de esta rama de actividad, no por casualidad, son los que más vienen alertando por la fuerte carga tributaria que pesa sobre la industria nacional.
El dólar, una parte de la historia
En paralelo al tema costos, hay un factor que explica, en parte, por qué la Argentina hoy es más cara que otras plazas de la región: el tipo de cambio.
En paralelo al tema costos, hay un factor que explica, en parte, por qué la Argentina hoy es más cara que otras plazas de la región: el tipo de cambio.
Según un análisis de Econviews, desde junio, el dólar se venía fortaleciendo por factores externos y también locales, como la crisis en Brasil, la postergación del ingreso al índice de emergentes y la inminencia de las PASO, que provocaron ansiedad en la City porteña.
Sin embargo, desde la consultora que dirige Miguel Kiguel destacan que, tras ese raid, el tipo de cambio volvió a moverse en sintonía con el de otros países emergentes.
Tras esta corrección, la competitividad cambiaria hoy no luce mejor que tras la devaluación de fines de 2015. De hecho, desde Econviews son categóricos al afirmar que aún "persiste el atraso".
Sucede que, si se descuenta la inflación, el dólar de hoy se ubica un 17% por debajo de lo que estaba apenas se desarmó el cepo, mientras que se encuentra tan sólo 2% arriba del promedio de los últimos años de la convertibilidad.
Una de las razones es que la inflación, en lo que va del año, está arañando el 14%, superando así la base de la meta fijada por el Banco Central. A su vez, esto implicó un movimiento seis puntos superior al registrado por el billete verde en términos nominales.
En la medida en que el índice general de precios le gana la pulseada al billete verde, entonces la economía se encarece en dólares. Y esto se traduce en productos y servicios más costosos medidos en moneda dura.
Indumentaria: grandes diferencias
Sin embargo, el factor cambiario no alcanza por sí solo para explicar por qué en rubros como indumentaria se observan brechas tan importantes:
Sin embargo, el factor cambiario no alcanza por sí solo para explicar por qué en rubros como indumentaria se observan brechas tan importantes:
• En el caso de una chomba básica para hombres, el modelo más barato que se consigue en la Argentina cotiza al equivalente de u$s20.
• Como contrapartida, la plaza más económica para este tipo de productos es Perú, donde Falabella las ofrece a partir de los u$s6.
• Esto implica que el precio en un local de Buenos Aires es 233% superior al vigente en uno emplazado en Lima.
Si se considera un jean básico de hombre:
• La cadena comercializa el modelo más económico en el mercado doméstico a unos u$s28,5.
• Esto representa un 215% más que en el país más barato, que también es Perú, donde su precio parte de los u$s9.
Si para el comparativo se toma un jean de mujer:
• un consumidor argentino deberá abonar el equivalente a u$s25.
• Esto es un 133% más que en un Falabella de Santiago de Chile –el país más económico-, donde esa misma prenda arranca en los u$s10,7.
A la hora de buscar razones por las cuales la ropa sale tan cara en la plaza doméstica, un informe de la Fundación ProTejer despeja parte de las dudas: el 55% del precio final de una prenda de marca, en promedio, no está relacionado con los costos de producción. Por el contrario, según la entidad:
• Un 25% son impuestos (IVA, Ganancias, Ingresos Brutos y el impuesto al cheque).
• El 15% obedece al costo financiero por tarjetas.
• Casi 15% son gastos comerciales (alquileres, expensas, etc).
• Un 15% responde a comercialización y logística.
El resto se reparte entre los costos de fabricación (20%), marketing (5%) y rentabilidad de la empresa (5%).
Frente a estos números, desde ProTejer advierten que la estrategia de bajar precios apelando a la importación tampoco resulta efectiva dado que –estiman-, el valor de la ropa que llega desde Asia se multiplica unas 7 vecesdesde que parte del puerto de origen hasta que se pone a la venta.
“La ropa comprada en el exterior no ayuda a controlar la inflación. Sólo permite inflar los márgenes de rentabilidad de las empresas importadoras”, afirmaron desde la entidad a iProfesional.
Como contrapartida, cabe mencionar que Chile y Perú tienen firmadostratados de libre comercio con naciones asiáticas -como China-, que lideran el comercio mundial de productos textiles; en tanto que Colombia mantiene acuerdos de arancel cero con México y Corea, lo que termina abaratando considerablemente la mercadería importada.
Electro, menores brechasMientras que la línea blanca –como las heladeras- o los pequeños electro –cafeteras- muestra brechas más amplias, los dispositivos tecnológicos actualmente son los que exhiben las diferencias más chicas, de entre el 24% y el 90%.
El otro aspecto a destacar es que los gaps se achicaron bastante respecto de otros años.
Independientemente del caso de los celulares –con brechas muy bajas ya desde el 2015, a medida que creció el contrabando y fue cayendo la producción nacional-, en productos como las notebooks los valores hoy lucen un poco más en sintonía con la región.
Si se considera una portátil marca Acer de 4GB de memoria y capacidad de 500 GB se observa que hoy cuesta un 46% más que en Chile. Lo positivo es que en 2016 la distancia llegó a ser de casi 90%.
Esto respondió, en gran medida, a la decisión de suprimir los aranceles de importación, que eran del orden del 30%, una medida que entró en vigencia a comienzos de abril y que tuvo como objetivo incrementar la competencia en el mercado nacional.
Según detallan desde la consultora especializada GfK, el plan "reducción de precios" comenzó en septiembre de 2016, apenas se filtraron los primeros rumores sobre las intenciones del Gobierno de favorecer la entrada de dispositivos importados y terminar con el ensamble local.
Si se toma como punto de partida agosto del año pasado, justo antes de que trascendiera la medida, las notebooks se abarataron entre un 24% y un 29% en términos nominales, a lo que hay que sumar el efecto inflacionario.
En cuanto a los televisores, un LED de 32" Smart TV cotiza en una tienda en Buenos Aires a unos u$s455.
Como contrapartida, en Chile –la plaza más económica-, un equipo similar se ofrece por u$s240, lo que marca un gap del 89%.
Lo interesante es que, entre 2014 y 2016, los valores en el mercado doméstico de los LED eran un 125% más elevados, en promedio, que en Chile o Colombia.
Según detallaron desde una de las compañías instaladas en Tierra del Fuego, los precios en pesos de los televisores se movieron muy por debajo de la inflación el último año. Incluso, algunos modelos se abarataron en términos nominales.
"Sucedió que, tras el levantamiento del cepo, se importaron muchos kits y componentes, previendo una demanda mayor. Pero el mercado interno no acompañó con el ritmo esperado y se terminó generando un importante sobrestock en el canal comercial", explicaron.
"Esta situación se extendió desde fines de 2016 hasta el primer cuatrimestre de este año, cuando llegó a haber un inventario en los galpones de más demedio millón de equipos", agregó la fuente.
Al tratarse de un mercado que está en constante evolución en términos tecnológicos, las empresas se vieron apremiadas por salir a desprenderse de parte del stock, lo que alimentó estrategias de promoción y rebajas en las cadenas de retail.
Un problema de largo arrastre
Más allá de los casos que ofrece Falabella a nivel regional, la diferencia de precios atraviesa a gran parte de la economía.
En lo que respecta a los servicios, por ejemplo, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario detectó que el transporte de granos resulta un 70% más elevado que en Brasil o Estados Unidos.
Si se considera la industria automotriz, los 0Km con sello nacional están entre los más caros de la región, básicamente porque producirlos aquí cuesta un 25% más que en una planta brasileña o 65% más que en México. A esto se suma que cerca de un 45% del valor final son impuestos.
Frente a este cuadro, la Cámara Argentina de Comercio (CAC) elaboró un informe -el cual fue entregado al jefe de Gabinete, Marcos Peña-, en el que se consignó que los productos nacionales cuestan más del 100% que en otros países.
Según el presidente de la CAC, Jorge Di Fiori, "la presión impositiva es un factor crítico", para luego agregar que "otros factores relevantes son los costos laborales, no salariales. Es decir, los aportes que el empleado no ve y que van a una bolsa sin fondo".
También afirmó que inciden "los precios de los insumos básicos, los servicios logísticos y los problemas de infraestructura, así como los costos provenientes del bajo desarrollo del sistema financiero, además de factores tecno-productivos vinculados a las tecnologías utilizadas y la escala de los mercados".
Así, consideró que "la solución tiene que ser de fondo" y que es necesario "rever toda la estructura de precios del país".
Fuente: Iprofesional- Propias
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